Después de cerrar el 2022 con una variación anual de 94,8%, el Gobierno buscará bajar la inflación este año y que el acumulado en 2023 se acerque al 60%. No será una tarea sencilla ya que, de hecho, de acuerdo a las consultoras encuestadas por el BCRA en el REM, se estima que el IPC treparía 98,4% en los próximos doce meses.
Sin embargo, según un informe privado, este año habrá menos presiones externas que puedan impactar en los precios. Es, sostuvieron, uno de los factores que podría ayudar a una gradual desaceleración de la inflación en los próximos meses.
Al respecto, desde la consultora Sarandí señalaron que durante el 2022 “el panorama global implicó más combustible para la hoguera inflacionaria”. “La aceleración en commodities golpeó a nuestro país de manera directa, dado el mayor volumen de importaciones energéticas. También ocurrió un efecto indirecto de segundo orden, conocido como ‘inflación importada’ por la alta dependencia de insumos del exterior”, destacó el informe.
“El encarecimiento de las manufacturas intermedias se trasladó a las mercancías elaboradas localmente. Este nuevo escenario de precios internacionales tuvo efecto sobre todas las economías. Países de desempeño macro históricamente equilibrado pasaron a niveles de inflación cercanos a los dos dígitos”, agregó.
Con ese escenario, al trazar algunas perspectivas de cara a lo que pueda ocurrir en 2023, desde Sarandí señalaron que “se espera que sigan descomprimiendo los commodities”. “Sin escalada en agro y energía baja la presión sobre los precios internos”, detallaron. “De cara a este año se pinchan varios de los factores que le pusieron un piso alto al IPC en 2022. Es difícil, parados en enero, evaluar factibilidad del deseo oficial de cerrar el año en 4% uniforme mensual, equivalente al 60% anual. Entre ese objetivo ambicioso y algo intermedio, hay un margen de 35 puntos respecto de la vara 2022. El escenario base de la gran mayoría de los análisis es que la inflación va a bajar”, agregaron desde la firma.
Desde Sarandí detallaron, además, otros factores que podrían trazar el escenario para una posible desaceleración de la inflación: “Sin más vaivenes en el rumbo de política económica parece haberse construido un sendero de mayor consistencia macroeconómica. El Gobierno unificó la jefatura de la política económica. Empezó a pavimentar el camino, reduciendo la desconfianza del sector privado. Después del reacomodamiento de precios relativos hay margen para un espiral descendente. Puede presionar la puja distributiva”.
Expectativas y proyecciones
Desde Ecolatina también analizaron las distintas aristas que pueden impactar, de una u otra manera, en la inflación durante este año: “Sobre el piso elevado que dejó el cuarto trimestre de 2022 (5,4% mensual), se sumará el posible impacto de la sequía sobre los precios de alimentos, un potencial ‘despertar’ del precio de la carne vacuna, la dinámica salarial, los ajustes pendientes en las tarifas de servicios públicos y las restricciones sobre las importaciones, factores que seguirán presionando sobre el nivel de precios”.
“Sin embargo, la moderación del crawling peg, en conjunto con el amplio set de acuerdos de precios cerrados recientemente y sin shocks como los ocurridos el año pasado (guerra en Ucrania, renuncia de Martín Guzmán) que permitan mantener contenida la brecha, la inercia y las expectativas de inflación lograrían moderarse en el margen. Como resultado, esperamos una lenta tendencia a la moderación de la nominalidad en los próximos meses”, detallaron desde la firma.
En ese escenario, para los primeros meses del año se espera una inflación con una dinámica similar a la de diciembre. De hecho, según el REM, el IPC subiría 5,6% en enero y 5,7% en febrero.
“Esperamos que los meses de verano continúen con la dinámica de diciembre: proyectamos un bimestre enero-febrero con una inflación que no supere el 5,5% mensual. De todos modos, cabe mencionar que la dinámica actual de los precios responde en parte al programa de Precios Justos, como también a la caída del precio de la carne debido a la sequía. A su vez, los múltiples aumentos pactados en productos regulados hacen que la estabilidad en torno al 5% de nominalidad se perciba frágil, especialmente hacia el bimestre marzo/abril”, proyectaron desde LCG.